La ciudad de Asunción fue fundada el 15 de agosto de 1537 por el capitán don Juan de Salazar y Espinoza, quien llegó a Asunción con don Pedro de Mendoza, primer adelantado del Río de la Plata.
Recordamos y celebramos esta fecha con esta preciosa canción «Paraguaýpe», de Manuel Ortíz Guerrero «Manú», magníficamente interpretada por Don Juan Pablo Castillo en la ciudad de Valencia, España.
La primera aparición pública de PARAGUAÝPE se produjo en un concurso de composiciones organizado en 1930-según MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ – por ROQUE CENTURIÓN MIRANDA, activo gestor cultural vinculado fundamentalmente al teatro. Ya EMILIANO R. FERNÁNDEZ había escrito ROJAS SILVA REKÁVO donde alentaba a tomar cumplida venganza por la muerte del Teniente ADOLFO ROJAS SILVA en manos de bolivianos.
Los cantores populares se presentaron en el Teatro Municipal. Los rivales de mayor arrastre eran ELADIO MARTÍNEZ y un afamado cantor de la época, SEBASTIÁN ARRIOLA. El primero apareció en escena con AHÁMA CHE CHINA (que hoy se conoce como CHE LA REINA, escrita para CATALINA GADEA por EMILIANO R. FERNÁNDEZ). El público deliró: con astucia, el concursante había penetrado en los comunes sentimientos de un auditorio con latidos bélicos. El otro careció de sentido de la oportunidad, pero entregó a la concurrencia una joya que, con el paso de los años, aumentaría de valor: PARAGUAÝPE. Entonces no era aún guarania y había sido adaptada la letra a una melodía que se conocía como Santa Teresa, cuyo autor era desconocido.
Ortiz Guerrero, que había vivido buena parte de su vida en Asunción, saltando del guarani al castellano y viceversa, con dominio del arte de la palabra que profesaba como pocos, recorrió aquellos sitios caros a sus recuerdos: Plaza Uruguaya, el oratorio de la Virgen de la Asunción, Puerto Sajonia, el cerro Lambaré, la escalinata Antequera -vivía cerca de allí con DALMACIA, su inseparable compañera-, Mangrullo -que era el cementerio hasta 1918, hoy convertido en Parque Carlos Antonio López-, la bahía de Asunción y algunas de sus calles. Los versos iniciales están cargados de nostalgia que se va diluyendo en la rápida cita de aquellos sitios que le son cercanos en el afecto. Rodríguez, (Miguel Ángel. Semblanzas biográficas de creadores e intérpretes paraguayos. Asunción, Compugraph, 1992. Pág. 13)